Bar Lambuzo en Madrid

Sigo en mi búsquedas de sitios en Madrid donde pueda tomar una Cruzcampo fresquita acompañada de buenas tapas sin que tu bolsillo se resienta a la hora de pedir la receta. Lo había descubierto en redes sociales y definitivamente me atrapó el cartel que vi en la puerta donde promocionaban las cabrillas a tres euros. A falta de pan buenas son tortas... Preguntamos por los caracoles que tanto echamos de menos los sevillanos en Madrid cuando llegan las calores de mayo y nos explicaron que tienen una cocina pequeña que complicaba bastante la elaboración de los caracoles pero que estaban estudiando como traerlos.

La abacería Lambuzo tiene materia prima de Cádiz, aunque con cepas sevillanas. Lo primero que llama la atención son las miles de botellas de Barbadillo que adornan todo el local. El Queso Pajarete de Villamartín, que también tienen expuesto tras la barra, indican los orígenes de la familia que lleva el establecimiento.


El trato fue muy bueno, más cuando notaron en nuestros acentos nuestra proximidad. El modo de pedir las "cervecitah" nos delató. Enseguida nos preguntó el chaval que atiende detrás de la barra. Y pronto empezamos a hablar de Sevilla y personajes varios que ambos conociamos. El rastro sevillano quedó patente con la tarjeta de Becerrita que tenían junto a la suya en la barra. Y es que, Luis, quién nos atendía, había trabajado durante muchos años en este clásico de Sevilla.

Lambuzo se encuentra en un punto céntrico de la capital, con muchos bares de guiris a su alrededor, por lo que me escamaba el tema de sus precios. Sin embargo, los precios no están mal aunque si que eché de menos un poco de más cantidad en sus tapas.


Mis sitios en San Lorenzo

El casco antiguo de Sevilla (3,98 kilómetros cuadrados) está considerado uno de lo más grande de Europa, junto a Venecia y Génova y tiene mucho puntos gastronómicos que descubrir. Uno de mis favoritos es la zona de San Lorenzo y que linda además con La Alameda, una de las zona más bohemias y canallas de la capital hispalense.


Bueno al lío, a lo que realmente nos gusta que es degustar buenos víveres. La visita a la Abacería de San Lorenzo es obligada. Tienen una chacina y unos embutidos que son para llorar. Y los guisos están muy ricos también, todo muy casero. Para rematar bien en esta tasca es muy recomendable el plato de huevos estrellados.


Pero si se quiere seguir callejeando y disfrutar de otros manjares es aconsejable visitar el Restaurante Eslava o Casa Ricardo, un templo de la semana santa sevillana, dónde se pueden probar, en mi opinión, las mejores croquetas de la ciudad. Un escándalo. 


ALUBIADA EN TU CASA

Cocinando estoy un buen guiso de alubias. Uno de esos que hacía mi abuela y que resucitaba a cualquiera. ¡Qué rico! La receta es suya. De momento no soy buen cocinillas, pero estoy aprendiendo y le pongo mucho empeño.

Pero donde más he disfrutado de una buena alubiada ha sido en Vizcaya. Concretamente en dos restaurantes de la provincia: en La Arboleda,  Casa Sabino y cerca del Bosque de Oma en el restaurante Lezika.  Unos sitios increibles para reunirse en familia o con amigos para darse un buen festín.

Bueno al lío con nuestro guiso de hoy:

Receta para 2-3 personas:

200 gr. de alubia
1 Tomate
1 Pimiento verde
1 Cebolla
1 Puerro
1 Cabeza de ajo
Agua mineral
Aceite de Oliva
1 hoja de laurel
1 chorizo

Anoche dejé las alubias a remojar y han permanecido unas doce horas en agua. No me he complicado mucho a la hora de hacer el guiso. Lo he puesto todo en crudo en una olla. Cuando he visto que ha empezado a hervir he "asustado" varias veces a las alubias con agua para romper el hervor y así mantener el pellejo de las alubias. El chorizo troceado lo he dejado durante 10 minutos con el guiso y después lo he reservado para luego.

He puesto en fuego medio el guiso y así estará alrededor de 50 minutos.  Ahora pasaré el tomate y el pimiento por la "turmix" para machacarlo e incorporarlo al guiso para darle una mayor consistencia al caldo. Sin embargo, me preocuparé de que no salga demasiado espeso pues no es de mi gusto.

Este es el resultado



RUTA DE LA TAPA POR TRIANA

Soy de barrio. Lo reconozco. De Triana. Para mí República Independiente :). Y no puedo negar que me conozco al dedillo los sitios de buen tapeo. El mejor sin duda está en la arteria principal del barrio, en San Jacinto haciendo esquina con Pagés del Corro, y se llama Blanca Paloma.  Pero es difícil contar con los dedos de las manos los sitios buenos y a buen precio que se pueden encontrar en el arrabal de Sevilla.

Este mapa es una muestra de los buenos sitios que se pueden encontrar. Lo ideal es tomar una tapa acompañada de una bebida en cada sitio y caminar dando un ligero un paseo para alcanzar la siguiente posta. Un consejo, si la temperatura alcanza 20 grado o más, el trago perfecto es la cruzcampo fresquita y si es en botellín, mejor. Es difícil que los bares de estos lares encuentres buenos vinos aunque hay excepciones como por ejemplo en Paco España, sito en la Calle Alfarería 18. Se pueden tomar unas viandas muy ricas acompañado de buenos caldos. No dejes de probar el pan de la casa con jamón y el queso payoyo.

Mi última recomendación. Si están paseando por Triana tenéis que llegar a Pagés del Corro 119, a O´Tapa Albahaca para comer la mejor tapa de Berenjena que yo he probado. Lo ideal es quedarse en la barra y charlar un rato con el camarero. No os defraudará. 



NUESTRO PAN DE CADA DÍA


No hay algo más cotidiano que comprar el pan. (y qué bonita es esta palabra. Del lat. quotidiānus, de quotidĭe). Es una costumbre muy callejera y muy familiar. Visitar cada día a nuestro panadero para llevarnos alguna que otra pieza para casa. Una viena, un bollo, una andaluza, una pistola, una chapata, y así hasta cuantos panes se puedan imaginar. Con el ir y venir de cada día terminas incluso teniendo una cercanía especial con el panadero. Mi panadería en Madrid está en la calle Fernández de los Ríos y se llama la Tahona de Argüelles y la regenta una dulce mujer mayor que siempre me aconseja algún pan rico. Muy recomendable los panes de molde que hacen. Yo me quedo con el de nueves y pasas.

Posiblemente en la época de nuestras abuelas, eran ellas mismas las que lo elaboraban con harina, agua, sal y levadura. Y después estaba el panadero que iba de casa en casa repartiendo cada día. Pero siempre, al fin y al cabo, el pan de toda la vida. Un producto de primer orden que nos ha acompañado siempre para comer y que a muchas personas les ha salvado de la hambruna en los malos momentos.

Como en todo, el pan ha evolucionado mucho y nos encontramos en un momento ha entrado en esa moda de slow food en el que todo los productos tienden a obtener una mayor calidad, una mayor preparación y por supuesto ha encarecerse. Así pues podemos elegir entre el pan de siempre y un pan más elaborado en el que podemos ver ingrediente como soja, avena, nueces, pasa o incluso aceituna y tomates.

Yo que soy panero por antonomasia (me gusta más el pan que a un tonto un lápiz), me fascinan, sin embargo de forma cotidiana yo elijo el pan de siempre. Estos tipos de panes hartan en demasía y puedes llegar a cansarte de ellos, sin embargo del pan normal nunca te cansarás. Un bollo para mojar en un huevo frito con patatas o en carne con tomate o en una pringá, eso no se puede aguantar. La hora qué es (13.17) y yo hablando de esto. ¡Qué hambre me está entrando!

Me gustan los panes especiales para situaciones especiales, para un sándwich o una tosta elaborada o para un brunch en el que se maride con aceite, mantequilla o alguna mermelada o quizás para una cena especial.

LA MATERIA, PRIMA

La base del comer bien está en la materia prima. Yo, que ando haciendo mis pinitos en cocina, baso mis aciertos gastronómicos en la buenos ingredientes sin muchos alardes técnicos. Quizá, los cocineros más avezados puedan basar su cocina en grandes procedimientos, sabrosas salsas, productos muy elaborados, con muchos ingredientes, etc. A mí a veces, realmente me sobra. Prefiero saborear las materias primas tal cual como son. No soy de salsa con la carne, tan sólo su jugo, soy de paella sencilla, soy de ensalada con sal, aceite y vinagre, el pescado también me gusta con poca cosa, con sus patatas a lo pobre, sin duda.  

El otro día preparé un menú para cenar con pocos elementos, muy sencillo, todo muy clásico, de excelente materia prima y todo muy rico. Menos es más. Pero no era menos...era un pedazo de chuletón de ternera con unos espárragos trigueros a la plancha. Todo ello acompañado de Tobelos Garnacha. Y un poco de queso, no faltaba. Cena para dos de escándalo.


Quiero recomendar este vino. Tobelos Garnacha. Es monovarietal, por lo tanto se ha realizado como mínimo con un 80% de cepas de garnacha. Como Intento aprender últimamente un poco más de vino y ando leyendo un libro que me han regalado. Se llama el aeiou del vino y en él se explica un poco de forma general todo lo relacionado con la cría de esta bebida. Intenté ver que sensación daba en nariz, luego en boca y tal... pero resultó muy complicado, creo que todavía me falta mucho por aprender en la enología. Entonces lo único que pude apreciar es que estaba rico, me gustaba, tenía un paso muy bueno por la boca. Tenía un color oscuro y parecía que iba a ser más potente de lo que en realidad era. En definitiva, para repetir, aunque eso sí, la relación calidad-precio es peor que el crianza ordinario de Tobelos.

EL BON VIVANT

Muchas veces me pongo a pensar y digo “yo de mayor quiero ser bon vivant”. Pero que es eso del bon vivant... ojuuu seguro que hay que tener mucho dinero para ser uno de esos. Todos pensamos que sí, que es necesario tener mucho parné para gozar la buena vida pero realmente estamos equivocados.

Sí que es verdad que con mucho dinero es más fácil llevar este estilo de vida, sin embargo es más difícil disfrutarla y lo importante, lo que realmente importa es disfrutar esos momentos con la gente que tu quieres, si no, la bon vivant no no sirve de nada.

En mi caso, la bon vivant son momentos concretos, y pienso que no es bueno vivirlos continuamente porque nos podemos acostumbrar a ello y llegar a un momento en que no llegamos a disfrutarlos, lo cual sería muy triste. Por eso, también pienso que no hay que ser un ricachón para disfrutar la buena vida.

Para mí la bon vivant es darse un homenaje de vez en cuando en un buen restaurante o abrir una botella de un buen crianza en tu casa para acompañar una carne, o degustar un buen postre de cholocate (siempre tengo un hueco en mí para el postre, no lo puedo evitar, es mi perdición).Todo ello, siempre en compañía de gente a la que quieres. No hay una satisfacción mayor.

Y desde este humilde rincón voy a compartir con quien me lea esa bon vivant que yo concibo, esos lugares donde poder darse un ¡viva!, esas botellas de vino que me deleiten o productos y recetas, que me lleven a la bon vivant. Mi ruta del bon vivant.


Para terminar voy a recomendar el último restaurante al que fui. Tuve la suerte de ser invitado a O´Conxuro. Ya lo había frecuentado en un par de ocasiones para picotear pero era la primera que vez que pasába a mesa y mantel. Este gallego, que posee una extensa carta de vinos, mantiene una relación calidad-precio muy buena. Pudimos degustar una parrillada de mariscos por un precio de 34€. No dejéis de probar el pulpo, exquisito.